Por Ernesto Jerardo
Fotos: Cortesía de la artista
Son pocas las veces que las actrices admiten haberse basado de otro personaje similar al que interpretan, este es el caso de Gianella Neyra, quien confesó haberse copiado del personaje que realizó Carla Paterson en la versión argentina de “LaLola”.
¿Imaginaste que “Lalola” sería un éxito?
Está bien escrita y hay actores alucinantes ¿no? Pero es una historia bien jugada y moderna. Siempre supe que no había términos medio, o gustaba o no gustaba. Era un sí total o un no total.
¿Llegaste a ver la versión argentina?
Sí. O sea no como espectadora sino para ver cómo lo presentaba y cómo lo había hecho ella (Carla Peterson). Para tener una idea y qué registro usaba, que dicho sea de paso lo hizo recontra bien.
Hay muchos actores que no ven otras versiones para que no se vean influenciados por otros actores. ¿Afecta o no?
Sí, a veces ocurre pero particularmente este personaje en Carla, me parece una actriz alucinante. Sí, la vi con toda conciencia para ver que hacía ella y me parecía pajísima lo que le puso ella a su papel a nivel energético. El nivel de la forma que cortaba los textos y empezaba su cuerpo. Hay muchas cosas que me copié. Si alguien hace algo bueno, por qué no.
¿Es válido entonces?
Yo creo que sí. Así como uno mira imágenes o mira a una persona que tiene el personaje que ya se ha creado. De hecho agarras cosas para tener una idea por donde viene o algunas cosas que se te aclaran la mente de cómo tiene que ser el personaje. Todo es válido.
Se ve que hay química con Cristian Rivero.
Ah que bueno, esa es la idea. Es un tipazo y entregado a su chamba, además que es muy talentoso, es interesante ver cómo va a evolucionar. De repente va a dar sorpresas más adelante, ojalá.
¿Pensaste mucho antes de aceptar “Lalola”?
En realidad… sí. Porque no pensé que iba a ser algo ahí nomás. Pero como dijo Lucho Barrios, que es el director, es un buen personaje así que lo vas hacer, no te preocupes, no importa cuánto huyas (risas). Y sí, fue finalmente cierto ¿no? Tenía razón. O sea por más que dije que no, es un personajazo. Es un regalo absoluto que me han dado y... agradezco, porque por más cansada que esté, llego y veo las escenas, y me animo, me incentiva, me motiva a seguir trabajando y creo que de eso se trata. Hacer cosas que te mantengan apasionada con tu chamba y Lalola de todas maneras es uno de ellos.
Terminas Lalola y… ¿Regresas a Argentina, te quedas en Lima?
Uy, esa es la pregunta del millón. Obviamente hasta que termine nos vamos a quedar acá. Pero después no sé… o sea yo siempre tengo ganas de estar acá, de seguir trabajando. El imperio se ha puesto tan bonito, se han abierto tantas opciones, más actores nuevos, más directores, que sí de hecho mientras más trabajo acá, más ganas tengo de quedarme pero… estamos un poco errantes también, entonces… un poco como que estamos abiertos a ver qué pasa en el camino.
¿Por qué crees que en Perú no funcionó “Bésame tonto”?
No sé, lo que pasa es que yo creo que si algo no funciona es coyuntural ¿no? es una rifa. Porque depende de tantas cosas, depende del horario que te pongan, depende de cómo lo marketees, depende cómo lo edites, depende de la gente lo que quiere ver… depende de tantas cosas, que para mí es como preguntar ¿Oh, por qué no me saque la tinka? simplemente es que no me tocó y ya.
¿Viste la versión mexicana de “Bésame tonto”?
No, no sabía. La historia era chévere, a mí me encantaba, parecía divertida.
¿Qué tal tu trabajo en Argentina? ¿Cómo te sentiste?
Bien, yo tenía mucho miedo, porque te vas a un medio mucho más grande. De repente no es tan común contratar a gente afuera. Tenía miedo de que fueran fríos, que me marginaran o algo pero al contrario, encontré a gente súper cálida, que me hizo sentir en casa desde el primer día, me apoyaron un montón. Además que era más chibola, yo decía: Uy, ahorita abro la boca, y se dan cuenta de lo que hicieron y me botan, se dan cuenta de su error (risas). Pero encontré gente alucinante, compañeros de trabajo mostros y aprendí un montón. Creo que crecí como actriz y definitivamente como persona.
¿Era necesario que hables como argentina?
Al principio no, porque la primera novela que hice era una peruana. Pero después sí, ya me lo empezaron a exigir más. Porque además si ya estás instalada allá y quieres pelear más o menos en el mismo nivel, tienes que sumarte porque si no siempre vas a tener que limitarte a hacer de peruana. Ya pues… estás en su universo, tienes que meterte de lleno, y el acento era parte de eso.
De tus dos galanes en el medio argentino, Facundo Aranda y Juan Darthés, ¿Con quién tenías más química?
Eran distintos. Supongo que siempre voy a tener un recuerdo más especial de “Yago”, porque fue mi primera novela, además yo estaba sola. Facundo y yo aún somos súper amigos. Yo le agradezco enormemente hasta el día de hoy, todo lo que me ayudó y cómo se preocupó por que estuviera cuidada, por que saliera bien en prensa, haga un buen trabajo… o sea fueron muchas cosas. Es como si vino a mí y me dijo: “ven acá peruana, yo te ayudo”. Y eso la verdad fue súper especial.
¿Quién besa mejor?
(Risas) Son muy distintos, no los puedo poner en competencia. Cada quien tiene su estilo particular.
¿Igual pasa con Segundo?
Sí, claro, con todos en realidad. Supongo que en el mundo de las novelas, donde das muchos besos más que en cualquier otro género… o sea los besos tienen que ver con el temperamento de la persona y del actor.
¿Te gustaría que tu hijo Salvador siga los pasos de los padres?
A mí me gustaría que Salvador haga lo que tenga ganas de hacer. Y que en “eso” (que no sé qué será) que se desarrolle lo mejor posible. Me gustaría tener la capacidad de que cuando el crezca, poder mirarlo sin mis expectativas, ni mi sueños, ni mis persuasiones, sin ningún tema de juicio y ayudarlo a que esté completo y lleno.
¿Quizás en comerciales?
La verdad que me daría lo mismo. Si puedo evitar que trabaje hasta que por lo menos termine el colegio o la universidad, trataré pero en realidad creo que el camino es de él y yo soy como una compañía, un apoyo.
¿Cuándo viene el segundo o segunda (hijo)?
No sé, primero tenemos que determinar dónde vamos a vivir (risas). Supongo que cuando bajemos un poco el ritmo, cuando nos establezcamos un poco más. Cuando uno es uno, movilizarse, hacer tanto cambio es fácil pero cuando somos dos, tres… ya no.
¿Han hablado de ese tema?
Sí, tengo ganas de tener más hijos. A mí me gusta el caos, así que yo quiero varios (risas).
Tu hermano, Jesús Neyra, ha progresado tanto como actor ¿Te imaginaste que iba a seguir tus pasos?
La verdad que no, fue sorpresa para todos. Es más creo que ni el mismo sabia. Yo me siento muy orgullosa de mi hermano, porque además de que está haciendo lo que realmente le apasiona, es recontra chambero. Es constante, disciplinado, enamorado de su trabajo y eso es chévere. Me encanta cuando vienen y me dicen: “ay, qué bien que está tu hermano…” y a mí, claro, se me hincha el pecho, se me cae la baba.
¿Hay algunas propuestas en Argentina?
Lo que pasa es que no estamos coincidiendo ni con las fechas ni con los tiempos. No me están esperando pero… digamos que el año pasado hubo un par de tentativas y no terminaba nunca “Los exitosos Gome$” (risas), se alargó como tres meses más. Entonces sí, estamos un poco cruzados, la consigna es terminar esto (Lalola) y después cuando sepas que vas a venir, empecemos a coordinar porque también no voy a estar alucinando por las puras (risas).
¿Cómo así te animaste a hacer esas fotos sexy’s?
Pucha no sé, me agarraron en mi cuarto de hora dormida (risas). En la sesión me decía: ¿Qué estoy haciendo acá? (risas). En realidad es una buena revista y son fotos recontra bien cuidadas, por eso me pareció chévere, además que tampoco tenía que hacer algo demasiado osado, sino algo bonito como un concepto, algo que se vea realmente estético y no es eso de calatearte por calatearte (risas). Supongo que como ahora soy madre y hay toda una locura de estética con las madres, que cómo tienes que ser, las cosas que tienes que hacer y lo que debes pagar para que tengas el cuerpo perfecto, que me parece una injusticia. Por eso lo hice, para decir: ya, soy una madre de verdad y aquí tienen.
¿Alguna vez Playboy te ofreció una sesión?
No y no lo haría. Mis fotos están bien lejos de estar en Playboy (risas). Lo más osado que haría y que haré, en este momento, es lo que hice. Creo que con una es suficiente, tenía ganas de atreverme.
¿Qué dijo Segundo?
Que muy bien, aplaudió (risas). Al rato nos fuimos al cuarto ja, ja, ja no, mentira.
¿Te molestarías si Segundo hiciera algo así?
No, para nada. ¿Para qué? También es su trabajo. Si te enganchas con un actor tienes que ser tolerante, también hacen sus cosas, algo tentador, es parte de la chamba.
¿Qué te enamoró de Segundo?
Su honestidad, su valentía para ser el mismo. Sus valores de familia, de futuro. Ya era un tipo que estaba en este medio (de la actuación), pero no en este medio en realidad (Perú).
¿Le costó trabajo conquistarte?
La verdad que no mucho (risas). No, me engancho al toque, me encantó como persona desde el momento que lo conocí, eso fue bien loco.
Después de haber hecho comedia, drama en Argentina y ahora aquí ¿Cuál es el próximo paso a seguir? ¿Tal vez formar parte de la cadena de Telemundo?
No, lo que pasa es que cuando tienes un hijo las prioridades cambian un montón. Creo que ahorita estoy más enfocada en una calidad de vida que en una cantidad de cosas. Quiero hacer cosas que me llenen, y que me puedan respetar esos horarios, donde tengo siempre la prioridad de que mi hijo esté bien y está seguro. A mí me gusta actuar, puedo hacerlo en cualquier sitio, pero lo que si no puedo es negociar a mi hijo. Entonces voy a ir a donde me permitan saber, manejar que mi hijo va estar bien y si en otros lugares no sucede eso, entonces no me interesa, prefiero quedarme en un lugar donde me sienta más cómoda.
Ha habido momentos en que tú has estado acá, Segundo en México ¿Cómo lo manejaban?
La verdad es que yo soy bastante gitana. Me compré mi 4x4 así que no me afecta, al contrario me parece entretenido, divertido, aventurero. Hay que aprovechar la vida es corta (risas).
Claro, y él también se ha acoplado
Sí, es parte del trabajo. Los dos nos acoplamos del uno del otro.
¿Cómo haces para conservar esa sencillez?
La fama no es todo y… todas esas cosas no son tan glamorosas como todos creen en realidad. Es chamba, chamba. Creo que desde afuera se ve más lentejuelas, luces y maquillaje de lo que realmente es. Cuando estás adentro, hacer lo que te gusta es simplemente eso. Solo es trabajar y tener la suerte de seguir haciéndolo y que de alguna manera sirves para eso. Para mí es eso y punto, el resto… o sea quien soy yo, no es todo lo que está afuera. Mi familia, mis amigos, esas cosas tienen otro lado. Esto que amo es mi trabajo.
¿Nunca te sentiste culpable?
No, al contrario. Me siento absolutamente agradecida, porque uno a veces no es consciente del todo el tiempo que ha pasado, porque realmente son muchos años que vengo trabajando en esto. Seguir estando enamorada de mi trabajo y que aún no se hayan cansado de mí, me siguen llamando. Nunca me sentí frustrada, al contrario, con ganas de hacer muchas cosas más. Entonces… eso es un regalo, poder vivir de lo que hago.








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