Si bien las primeras entregas fílmicas de esta saga, basadas en el best seller mundial de Stephany Meyers, Crepúsculo, fueron intensas por la trama y los efectos especiales, esta última edición tiene momentos de intensa acción y largos minutos perdidos en acciones que bien podrían haberse ahorrado.
En Amanecer 1, Bella (Kristen Steward) y Edward (Robert Pattinson), deben lidiar con las consecuencias provocadas por su matrimonio, una accidenta y azarosa luna de miel, y el nacimiento problemático de un hijo que provoca la evolución de Jacob Black (Taylor Lautner). Sin embargo, las escenas románticas son demasiado largas, cansadas, y no llegan a transmitir ese ambiente necesario para entender el afianzamiento de una relación. Bella tiene 18 años y Edward más de 100, y sin embargo sus reacciones son las de un adolescente asustado y temeroso de lo que tanto ama, a diferencia del hombre lobo Jacob Black, quien sí asume su dolor por la pérdida irremediable de Bella y su nuevo papel como protector no sólo de ella, sino de la hija que espera.
Es el embarazo de Bella lo que mantiene el suspenso en la cinta, pues al parecer se trata de una criatura aberrante que traerá la destrucción de los humanos, al ser hija de un vampiro y una humana. A partir de este hecho se verán enfrentados hombres lobo y vampiros, quienes rompen el pacto de no agresión viendo el peligro que se avecina.
Esta cinta ha sido dividida en dos partes para poder trabajar con más intensidad dos momentos cruciales: la muerte de Bella al momento de concebir a su hija (parte 1), y el despertar de Bella convertida en vampiro (parte 2).
El director es el ganador del Oscar, Bill Condon, quien ya dirigió la anterior entrega. Entrevistado previamente al lanzamiento mundial, Condon hizo referencia a realzar el proceso de maduración de los personajes a partir de momentos claves en sus vidas: el enamoramiento, matrimonio y paternidad. Pero al ver la cinta vemos que hay largos minutos desperdiciados en escenas aburridas, como aquella de la celebración del matrimonio (que es graciosa por lo absurdo de la situación que se muestra), la irrupción de una indígena brasileña, al parecer una bruja, que se va de escena tan absurdamente como aparece, o la espera del alumbramiento de la criatura en casa de los Cullen. Con todo, los momentos de acción sí consiguen despertar al asistente. Mención aparte merece la banda sonora donde destacan Bruno Mars, Christina Perri y Theophilus London, entre otras bandas pop que hacen tararear a las adolescentes en toda la sala. Esperemos que la segunda entrega tenga eso que todos los fans quieren ver (como comentaban en la cola antes de entrar): la presencia tenebrosa de los Vulturis.
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