6 de febrero de 2012

Brad Pitt vuelve al cine en "Moneyball, El juego de la fortuna"

* Se estrena este 9 de febrero en los mejores cines capitalinos.


“El Juego de la Fortuna”, de Columbia Pictures, se basa en la verdadera historia de Billy Beane (Brad Pitt), alguna vez potencial súper estrella del beisbol, quien, dolido porque no cumplió las expectativas en el campo de juego, enfocó su naturaleza competitiva hacia la administración. Al iniciar la temporada 2002, Billy afronta una situación patética: su modesto equipo, los Oakland A’s, perdió a sus jugadores estrella (otra vez), reclutados por prestigiosos clubes (y sus enormes salarios), así que debe reconstruir su equipo y competir con un tercio de sus nóminas. Decidido a ganar, Billy asume la tarea desafiando los conceptos fundamentales del juego. Busca fuera del beisbol, en las despreciadas teorías de Bill James, y contrata a Peter Brand (Jonah Hill), un economista cerebral, devorador de números, educado en Yale. Juntos asumen un conocimiento convencional con la voluntad de reexaminarlo mediante análisis estadísticos por computadora, largamente ignorados por la clase dirigente del beisbol. Llegan a conclusiones que desafían la imaginación y buscan a jugadores que fueron relegados y descartados dentro del beisbol debido a que son demasiado extraños, demasiado viejos, demasiado lastimados o tienen demasiados problemas, pero que poseen todas las habilidades clave que se subestiman universalmente. A medida que Billy y Peter fraguan su avance, sus nuevos métodos y rarezas irritan a la vieja guardia, a los medios, a los seguidores y al propio gerente de campo (Philip Seymour Hoffman), que se rehúsa a cooperar. A la larga, este experimento deriva no sólo en cambiar la manera de jugar beisbol, sino también en un resultado que deja a Billy con un entendimiento que trasciende el juego y lo coloca en un nuevo lugar.

Columbia Pictures presenta una producción de Scott Rudin / Michael De Luca / Rachael Horovitz, El Juego de la Fortuna. Dirigida por Bennett Miller. Producida por Michael De Luca, Rachael Horovitz y Brad Pitt. El guión es de Steven Zaillian y Aarón Sorkin. La historia es de Stan Chervin. Basada en el libro de Michael Lewis. Los productores ejecutivos son Scott Rudin, Andrew Karsch, Sidney Kimmel y Mark Bakshi. El director de fotografía es Wally Pfister, ASC. El diseñador de producción es Jess Gonchor. Editada por Christopher Tellefsen, A.C.E. La diseñadora de vestuario es Kasia Walicka Maimone. La música es de Mychael Danna.

En 2003 Michael Lewis, ex vendedor de inversiones de Salomón Brothers convertido en autor, conocido entonces por sus best sellers empresariales y políticos como Liar’s Poker y The New New Thing, publicó un libro sobre beisbol. Pero no se trataba únicamente de beisbol. En la superficie narra cómo el subfinanciado e infravalorado equipo de los Oakland A’s superó un injusto sistema de grandes sumas de dinero y equipos poderosos. Pero en verdad es la historia de la fascinante mezcla de hombres detrás de un importante cambio cultural y la manera en que una visión riesgosa, nacida de la necesidad, se hizo realidad cuando un equipo parchado de gente desechada por perjuicios infundados, tiene al fin la oportunidad de demostrar su potencial.

Ahora el libro de Lewis se adaptó para una película, El Juego de la Fortuna, con Brad Pitt como Billy Beane, Gerente General de los A’s, el hombre que debió pensar de forma distinta y reinventar las reglas para que su equipo pudiera competir. “El Juego de la Fortuna es la clásica historia del más débil”, afirma Pitt, que también es productor del proyecto. “Ellos se enfrentan al sistema. ¿Cómo van a sobrevivir, cómo van a competir? Incluso si consiguen buenos talentos, estos jugadores son atraídos por el gran mercado, equipos con mucho dinero. Entonces estos tipos deciden que no pueden pelear contra los otros bajo sus reglas, pues van a perder. Debían reexaminar todo, buscar conocimiento nuevo, encontrar alguna clase de justicia”.

A primera vista parecería que el revolucionario best seller de Lewis no se prestaba para una adaptación cinematográfica. El libro estudia las ineficiencias y omisiones en la industria del beisbol y presenta casos de elementos infravalorados (jugadores, estrategias, tácticas), usando análisis de estadísticas y teorías. Pero en el centro de todo está Billy Beane en una búsqueda quijotesca y en el curso de la historia ocurre algo inesperado. Su anhelo de un campeonato lo conduce a algo más grande e importante. Los pasillos y oficinas del Oakland Coliseum se vuelven un improbable escenario para la inspiración y la redención.

El libro de Lewis arroja luz sobre los obstáculos del pensamiento de grupo y la forma en que la intuición irracional y la ‘sabiduría’ convencional han dominado a las instituciones a lo largo de la historia. Desafiar a un sistema invariablemente provoca una lucha. La película El Juego de la Fortuna se basó en las experiencias de un hombre que decidió pelear. Intercaladas entre las capas de estadísticas, la película narra la historia más tranquila, más profunda y más personal de Billy Beane, que debe resistir momentos de desconfianza en sí mismo y también demostrar verdadera valentía en la vida real.

“Siempre que se adapta un libro para el cine, hay dos posibilidades: que los realizadores cinematográficos se apeguen al libro, o que hagan su propia historia”, dice Michael Lewis. “Con El Juego de la Fortuna, francamente me preguntaba cómo lo harían pues la obra no tiene una narrativa sencilla ni el aspecto dramático que usualmente ves en una película. Así que era difícil romper los códigos y entender bien el concepto; tuve una sorpresa muy agradable al ver que Bennett y los guionistas hicieron lo imposible, no sólo me gustó la cinta, también me impresionó lo bien que representa a mi libro. Es honesta y genuina acerca de lo que ocurrió con Billy y los A’s, así como con lo que consiguieron”.

Esta historia le es cercana a Pitt; además estaba bien dotado y posicionado para asumir los roles tanto de actor como de productor. Ha interpretado variados papeles y personajes; a menudo ha hecho elecciones sorprendentes; sin embargo, no había encarnado a un iconoclasta como Billy Beane, un hombre de familia de mediana edad, ferozmente competitivo, impulsado por el deseo de ganar y quizá, incluso más importante, de reinventarse a sí mismo. La decisión de Pitt para interpretar este papel en la pantalla tuvo un profundo apoyo del actor/productor, que se esforzó durante el largo proceso de desarrollo para que todo saliera bien. El Juego de la Fortuna encontró un alma gemela en el director Bennett Miller. Éste obtuvo una nominación al Oscar® como Mejor Director por su primera película, la aclamada Capote, lo cual es raro que ocurra con un novato.

“Fue Bennett quien lo resolvió”, comenta Pitt. “El libro no es una historia convencional y por ello, para hacerle justicia, Bennett no quería algo convencional. Todos nos apasionamos con el proyecto, pero fue el deseo de Bennett de crear cierta clase de obra lo que finalmente conformó la película que se proyectará”.

“Brad tenía razones personales para realizar esta historia”, dice Bennett Miller. “Durante la filmación, Brad se reveló como poseedor de muchas más facetas que sólo ser un gran actor. Es un gran colaborador y productor. Concebimos la película como una clásica historia de búsqueda de la sabiduría; es emocionante conocer personas que renuncian a las creencias universales, conformistas, convencionales y largamente mantenidas. Es maravilloso cuando se derivan consecuencias personales de ello. En la superficie, él trata de ganar juegos de beisbol, pero en lo profundo hay algo que intenta resolver. Es una historia intemporal”.

“De muchas formas, Billy se opone a una institución a la que mucha gente inteligente ha dedicado su vida”, dice Pitt. “En el momento en que cuestionas cualquiera de estas normas te pueden etiquetar como hereje o descartar como tonto. Estos tipos dieron un paso atrás y se preguntaron, ‘Si tuviéramos que empezar este juego hoy, ¿ésta es la forma en que lo haríamos?’ Un sistema que funcionó durante 150 años no servía para ellos; creo que esto se aplica a los momentos de inestabilidad que experimentamos hoy”.

“La película trata de cómo valoramos las cosas”, continúa Pitt. “Cómo valoramos al otro; cómo nos valoramos nosotros mismos y cómo decidimos quién gana con base en estos valores. La cinta cuestiona la idea central de cómo se define el éxito. Valora altamente esta callada victoria personal, un triunfo que no salpica encabezados de periódicos o resulta en trofeos, pero que para Beane representa la conquista de un Everest personal. Al final todos esperamos que lo que hacemos tenga algún valor, sea algo significativo y ésa es la misión de mi personaje”.

Miller añade, “No me interesaban los tropos de películas deportivas. No quería terminar la cinta con un héroe llevado en hombros por sus compañeros de equipo en un estadio lleno de seguidores entusiasmados, donde se descorcha champaña, hay trofeos, fuegos artificiales y todo eso. Prefiero triunfos callados, que quizá no brillen tanto pero son más profundos y duraderos, donde ves a personas que luchan denodadamente y después se dan cuenta de que algo cambió en su interior”.

“Bennett tiene la seriedad y el dominio como realizador cinematográfico para manejar los temas más ricos y los aspectos más profundos de la historia”, dice el productor Michael De Luca. “Las cintas de deportes pueden ser grandes metáforas y Bennett aporta una sólida perspectiva de la vida contemporánea en este proceso”.
Aunque es aficionado al beisbol y le gustó la idea de dar un enfoque cinematográfico distinto al mundo deportivo, a Miller también le atrajo la trama más honda de la historia de Billy Beane. “Me agrada un personaje que asume un riesgo no sólo para hacer algo de sí mismo, sino más bien para entender algo en su interior”, explica Miller. “Billy trata de lograr algo mucho más significativo que simplemente ganar juegos de beisbol, ya sea que lo entienda o no”.

Miller dice que estas consecuencias son intrínsecas a las cuestiones que Beane afronta que son, a la larga, preguntas que todos debemos responder: “¿Cómo comparas el valor de una cosa con otra, de una persona contra otra, o de las decisiones en tu vida?”

Una lectora precoz del libro de Lewis fue la productora Rachael Horovitz, de Nueva York, que apreció el encanto universal del camino de Billy Beane y la estructura de una gran película. “Es un personaje genial, un complejo extraño, agitado en su interior, pero ansioso de reinventar el sistema”, dice Horovitz. “Se recuperó de una fuerte decepción y tuvo el valor de comenzar de nuevo”.

Horovitz se unió a Michael De Luca y Brad Pitt para completar el equipo de producción. Comenta De Luca: “Lo que me atrapó de la historia es la valentía que necesitas para estar tan solo, para tener una voz original en el momento correcto y el lugar adecuado para girar el timón del barco del pensamiento convencional que te rodea”.

Una vez que el escritor Stan Chervin encontró la esencia de la historia en la relación de Billy con su hija, en Peter Brand y en el equipo, unió estas tres tramas para llegar a un clímax en el triunfo de 20 partidos consecutivos de los A’s; entonces los guionistas Steven Zaillian y Aaron Sorkin comenzaron su interesante labor. Aunque la cinta pertenece a un género cinematográfico muy célebre, ésta desafía la estructura de la típica película deportiva que se inclina hacia el gran momento del campeonato. Al contrario, ésta se basa en redefinir el concepto del éxito. Zaillian y Sorkin lo enfocaron en el impulso interno de triunfar de Beane, no sólo él, sino todos los hombres que se agruparon a su alrededor en los márgenes del mundo del beisbol.

Dice Zaillian: “Intentar cambiar una institución venerable siempre deriva en lo mismo: sospecha, miedo, odio y condena. Esto, y la colisión resultante, es el tema central de El Juego de la Fortuna. Es el tema central en cualquier época y cualquier campo, ya sea arte, ciencia, industria, política, deportes, en donde alguien concibe y lleva a la práctica una nueva idea”.

Añade Sorkin: “No creo que El Juego de la Fortuna aborde más de Sabermétrica que The Social Network de codificación. Cansado de perder y no tener los recursos para ganar de manera convencional, el tipo aprovecha una oportunidad con una estrategia poco convencional”.

Continúa Sorkin: “La necesidad es una gran motivación. Billy sabía que si jugaba en la misma forma que los Yankees, seguro perdería. Necesitaba cambiar el juego. El primer tipo que intenta atravesar una pared siempre queda ensangrentado y Billy recibe bastantes golpes, de los aficionados, de los reporteros deportivos y expertos en beisbol, de su gerente, de los scouts e incluso de la historia. Parte de la narración trata de hallar lo valioso en sitios poco comunes.

Lo que Billy Beane y sus socios analíticos pusieron en práctica no era totalmente nuevo. Los fanáticos, los aficionados a las estadísticas y los expertos en matemáticas habían tratado de integrar la evidencia empírica al deporte durante años. El concepto se puede rastrear hasta el historiador de beisbol Bill James, que acuñó el término “Sabermétrica” para describir una nueva ciencia objetiva que utiliza el análisis estadístico para predecir el valor futuro de un jugador de beisbol. James escribió que el beisbolista se podría enfocar “con el mismo rigor y disciplina intelectual que aplican rutinariamente los científicos... para desentrañar misterios del universo”.

Con su posición como participante privilegiado, pero su conducta rebelde y su misión personal como apuesta, Beane fue capaz de cruzar la brecha e introducir la informática dentro de los pabellones del poder en el beisbol, para bien.

“Pienso que fue una gran “atrapada” cuando trabajamos con Bill James y otros asesores en aquella época”, comenta Beane. “Fue como resolver un problema matemático. De pronto entiendes cómo dos más dos suman cuatro, descubrimos una forma racional de determinar por qué los jugadores y los equipos tenían éxito. Recuerden que el beisbol aún estaba impulsado por el “potencial”, en oposición a lo que alguien había hecho de verdad en el campo de juego. Se consideraba un deporte atlético y Bill James afirmó que son los resultados los que cuentan, sin importar cómo los obtienes ni cómo se ven los jugadores mientras lo logran”.

Dice Lewis: “Las ideas no eran radicales, habían existido durante dos décadas. Lo que fue audaz fue la forma en que Billy aplicó el conocimiento e impuso estas ideas que estaban fuera del juego, integrándolas en él. Rompió los muros entre los externos y los internos que detentaban el poder. Y el mundo de hoy refleja su hazaña. Eso tuvo un profundo efecto no sólo sobre el beisbol, sino en todas las gestiones deportivas”.

“A Michael Lewis le agradan los pensadores poco convencionales”, afirma Miller. “De eso trata El Juego de la Fortuna, es la historia de un personaje cuyo pasado y circunstancias lo conducen por otro camino y lo obligan a pensar diferente. Me gusta ver a un hombre que asume un riesgo no sólo para hacer algo por sí mismo, sino también para entender algo en su interior. Billy trata de hacer algo más significativo que simplemente ganar juegos de beisbol, aunque no lo entiende hasta que empieza a revolucionar las cosas. Súbitamente esa temporada de beisbol, que era una historia de David contra Goliat, se convierte no sólo en el desesperado intento de un hombre competitivo por ganar juegos, en verdad es un ensayo, un intento de demostrar algo que de resultar cierto explicaría en parte por qué su vida se desarrolló de esa forma, lo cual es una idea excepcional”.

0 comentarios:

 

Seguidores

Copyright © 2009 Blogger Template Designed by Bie Blogger Template Vector by DaPino